Lotta Sebzda ha dedicado 18 de sus 51 años a la práctica y difusión del yoga, acumulando casi 300 mil seguidores en redes sociales. Esta súper yogui demuestra día a día que el yoga no entiende de edades ni de límites. A sus 58 años y siendo abuela, Lotta mantiene una condición física que supera a la de muchos jóvenes. Hoy, comparte con Cleo esta maravillosa reflexión sobre el Ashtanga Yoga, los baños fríos y la menopausia.
"Mientras me siento a escribir esto, me invade un sentimiento de gratitud por el viaje que compartimos a través de nuestra práctica de yoga. A los 58 años, con décadas de Ashtanga a mis espaldas, me encuentro navegando un nuevo capítulo: la menopausia. Esta transición, como muchas otras, trae consigo su propio conjunto de desafíos y lecciones. Hoy, quiero compartir mis experiencias con Cleo, especialmente cómo el Yoga y los baños fríos se han convertido en mis aliados para manejar los síntomas de la menopausia, particularmente la ansiedad.
La menopausia es una parte natural de nuestras vidas, un periodo marcado por profundos cambios. Los sofocos, sudores nocturnos, cambios de humor y la ansiedad son síntomas comunes que muchas de nosotras enfrentamos. Como practicante de Ashtanga, la intensidad de nuestra práctica puede a veces sentirse abrumadora cuando se combina con estos síntomas. Sin embargo, he descubierto que aceptar estos cambios en lugar de resistirlos ha marcado toda la diferencia.
En primer lugar, quiero recalcar que está perfecto ajustar tu práctica según cómo te sientas cada día. La flexibilidad, tanto dentro como fuera del mat, es esencial. Algunos días, me encuentro moviéndome a través de la primera serie con facilidad, mientras que en otros, necesito modificar las posturas o disminuir el ritmo. Escuchar a tu cuerpo es la clave.
"Nuestra práctica no se trata solo de posturas físicas, sino también de cultivar una conciencia interna y compasión hacia nosotras mismas".
Uno de los síntomas más significativos que he experimentado es la ansiedad. Puede aparecer inesperadamente y sentirse abrumadora. Aquí, el Yoga ofrece un santuario. El flujo rítmico de la respiración y el movimiento, el enfoque en el drishti (mirada) y los aspectos meditativos de la práctica me ayudan a mantenerme centrada. Cada inhalación y exhalación es un recordatorio del momento presente, una herramienta para anclarme en medio de la tormenta de pensamientos ansiosos.
Los baños fríos y sus beneficios
Vivir en Estocolmo me ha brindado el privilegio de incorporar los baños fríos a mi rutina desde hace años. Los lagos helados aquí proporcionan el escenario perfecto para esta práctica. Al principio, la idea de sumergirme en agua fría era intimidante, pero los beneficios han sido notables. Los baños fríos ayudan a reducir la inflamación, mejorar la circulación y, crucialmente, aliviar la ansiedad.
"El choque del agua fría obliga a la mente a concentrarse completamente en el presente, apartando de forma efectiva los pensamientos ansiosos".
Después de unos minutos, surge una sensación de calma y claridad, una sensación que persiste mucho después de que el baño ha terminado.
A mis compañeras que navegan por la menopausia, que sepáis que no están solas. Es un viaje que requiere paciencia, amor propio y comprensión. Apóyate en tu práctica; déjala ser una fuente de fortaleza y estabilidad. Modifica según sea necesario, honra las señales de su cuerpo y no temas incorporar nuevas rutinas como los baños fríos para apoyar su bienestar.
Recuerda, la menopausia no es un final, sino una transformación. Así como fluimos a través de nuestras asanas, podemos fluir a través de estos cambios con gracia y resiliencia. Nuestra práctica de yoga nos enseña a abrazar cada momento, cada respiración y cada transición con un corazón abierto. Continuemos apoyándonos mutuamente, practicando con dedicación y encontrando alegría en el viaje.
Con amor y luz",
Lotta Sebzda
Perfiles de Lotta:
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